Lilian Smith
Al
igual que un diente roto atrae nuestra lengua, los rechazos, las afrentas y las
criticas dolorosas, pasadas y presentes, atraen nuestra mente. Cortejamos a la
autocompasión amándola y odiándola. Pero podemos cambiar este patrón. En primer
lugar debemos decidir que estamos listas para hacerlo. El programa nos indica
que debemos estar “completamente listas”. Y después debemos pedir que se nos
libere de ese defecto.
El
deseo de empantanarnos en las injusticias de nuestra vida llega a volverse
habitual. Consume muchas horas de nuestro tiempo e influye en nuestra
percepción de todas las demás experiencias. Debemos estar dispuestas a
sustituir esa actividad que tanto tiempo nos quita por otra que sea positiva y
saludable.
Debemos
prepararnos para los cambios que sufriría nuestra vida. La autoconmiseración
que hemos superado ha empañado tanto nuestras percepciones que quizás nunca
hayamos experimentado todo lo bueno que la vida nos ofrece. ¡Con qué frecuencia
vemos el vaso medio vacío en lugar de verlo medio lleno!
Hoy me espera un nuevo conjunto de experiencias.
Y puedo percibirlas libre de los recuerdos de mi doloroso pasado.
La autoconmiseración no tiene porqué atraparme el día de hoy.
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