Cuando no
pedimos lo que queremos y necesitamos, nos menospreciamos a nosotros mismos.
Merecemos algo mejor. Quizá los demás nos enseñaron que no era educado o
apropiado que habláramos por nosotros mismos. La verdad es que, si no lo
hacemos, nuestros deseos y necesidades insatisfechos en último término vendrán a
rondar nuestras relaciones. Podemos terminar sintiéndonos enojados o
frustrados, o podemos empezar a castigar a alguien más por no averiguar lo que
necesitamos. Podemos terminar la relación porque no satisface nuestras
necesidades.
La intimidad
y la cercanía solamente son posibles en una relación donde ambas personas
pueden decir lo que quieren y lo que necesitan. Una intimidad sostenida así lo
exige.
A veces
podemos tener que exigir incluso lo que queremos. A eso se le llama fijar un
límite. No hacemos esto para controlar a otra persona, sino para ganar el
control de nuestra vida. Nuestra actitud hacia nuestras necesidades también es
importante. Debemos valorarlas y tomarlas en serio si esperamos que los demás
nos tomen en serio. Cuando empecemos a darle valor e importancia a nuestras
necesidades, veremos un cambio notable. Empezarán a satisfacerse nuestros
deseos y necesidades
Hoy respetaré
los deseos y necesidades míos y de los demás. Me diré a mí mismo, a los demás y
a mi Poder Superior lo que quiero y necesito. También escucharé lo que ellos
quieren y necesitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras