Podemos
superar esas épocas. Podemos apoyarnos en nuestro programa y en las disciplinas
de la recuperación. Podemos lidiar con estas épocas usando nuestra fe,
recurriendo a otras personas y utilizando nuestros recursos.
Acepta
la incertidumbre. No siempre tenemos que saber qué hacer o adónde ir a
continuación. No siempre tenemos un rumbo claro.
El
rehusarnos a aceptar la inacción y el limbo empeora las cosas.
Está
bien estar sin rumbo temporalmente. Di “no sé” y siéntete a gusto con ello. No
tenemos que tratar de forzar la sabiduría, el conocimiento o la claridad cuando
no hay nada de eso.
Mientras
esperamos un rumbo, no tenemos por qué poner nuestra vida en suspenso. Deja ir
la ansiedad y disfruta la vida. Relájate. Haz algo divertido. Disfruta del amor
y la belleza en tu vida. Termina pequeñas tareas. Puede ser que ellas no tengan
nada que ver con la solución del problema, o con encontrar el rumbo, pero eso
es lo que podemos hacer mientras tanto.
La
claridad vendrá. El siguiente paso se presentará solo. La indecisión, la
inactividad y la falta de dirección no durará para siempre.
Hoy aceptaré mis circunstancias aunque me falte
dirección y una comprensión profunda de las cosas. Me acordaré de hacer cosas
que me hagan sentir bien a mí y a los demás durante esas épocas. Confiaré en
que la claridad vendrá espontáneamente.
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