Sólo
obtendremos la determinación para cumplir con los compromisos hechos con
nosotras mismas y con los demás cuando hayamos aprendido a confiar en la
sabiduría y en la fortaleza de nuestro poder superior: fortaleza que nos da
confianza en cualquier situación; sabiduría que nos garantiza que haremos lo
correcto. Lo que nos resulta difícil estando solas, siempre es más fácil
estando con los demás.
Nos
prometemos cambiar nuestra conducta, o quizás adquirir nuevos hábitos o una
actitud positiva, pero procedemos a concentrarnos en nuestros defectos dándoles
aun más poder sobre nosotras. Practiquemos nuestras virtudes y éstas actuarán a
favor de las promesas que deseamos mantener.
Ya
no tenemos por qué lamentarnos por no haber cumplido nuestras promesas.
Cualesquiera que sean nuestros deseos y nuestros compromisos, éstos se
realizarán si son para nuestro bien y el de los demás. Podemos pedir
orientación, y al hacerlo, toda esperanza valiosa y toda promesa no realizada se
cumplirán.
Mis virtudes, cuando las fortalezco mediante el uso, allanan el camino para recibir la ayuda de Dios.
Cualquier promesa fructificará si la hago en comunión con Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras