Muchos
de nosotros somos diestros en negar y en menospreciar aquello que nos duele.
Podemos soportar una situación en particular, diciéndonos a nosotros mismos
repetidamente que no es tan mala; que no deberíamos ser tan exigentes; de que
cambiará cualquier día de éstos; que deberíamos de ser capaces de vivir con
ella; que no nos fastidia; que la otra persona no tenía esa intención; que no
nos duele; que quizá simplemente seamos nosotros.
Podemos
pelear y discutir con nosotros mismos acerca de la realidad y de la validez de
nuestro dolor, de nuestro derecho a sentirlo y a hacer algo acerca de él.
A
menudo toleraremos demasiado, o tanto que nos pondremos furiosos y nos
rehusaremos a tolerar nada más.
Podemos
aprender a desarrollar una sana tolerancia.
Lo
hacemos fijando límites sanos y confiando en que nos adueñamos de nuestro poder
con la gente. Podemos disminuir nuestro dolor y sufrimiento validándonos y
prestándonos atención a nosotros mismos.
Podemos
trabajar por acortar el tiempo entre que identificamos la necesidad de fijar un
límite y emprender una acción clara, definida.
No
estamos locos. Algunas conductas de veras nos agobian. Algunas conductas son
verdaderamente inadecuadas, enojosas, hirientes o abusivas.
No
tenemos por qué sentirnos culpables por cuidar de nosotros mismos una vez que
hemos identificado un límite que se debe fijar. Veamos la experiencia como un
experimento de adueñarnos de nuestro poder para establecer límites nuevos,
sanos, para nosotros mismos.
No
tenemos por qué sentirnos culpables, o disculparnos, o dar explicaciones luego
de haber fijado un límite. Podemos aprender a aceptar lo embarazoso e incómodo
que es fijar límites con la gente.
Podemos
establecer nuestros derechos a establecer estos límites.
Podemos
darle espacio a la otra persona para explorar sus sentimientos; podemos darnos
espacio a nosotros mismos para tener nuestros sentimientos, mientras batallamos
para adueñarnos de nuestro poder y creamos relaciones buenas, que funcionen.
Una
vez que podamos confiar en nuestra capacidad para cuidar de nosotros mismos,
desarrollaremos una sana y razonable tolerancia hacia los demás.
Dios mío, ayúdame a empezar a esforzarme por tener
límites sanos y por desarrollar una sana tolerancia hacia mí mismo y hacia los
demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras