No tengas miedo de dar.
Durante un rato, quizá necesitemos abstenernos de
dar mientras aprendemos a discernir la diferencia entre dar sanamente y cuidar
en exceso, lo cual nos deja sintiéndonos victimados y a los otros, resentidos.
Esto es temporal. Para estar sanos, para hacer la parte que nos toca en esta
forma espiritual de vida, para ser parte del infinito ciclo del universo,
guiado por nuestro Creador, necesitamos dar y recibir. Ambas partes son
importantes. ¿Qué es dar sanamente? Es una conducta bien definida que cada uno
de nosotros debe tratar de entender. Es dar de manera que nos sintamos bien y
que no nos deje con la sensación de haber sido victimados. Es dar de manera que
tanto el que da como el que recibe queden con la estima en alto. Es dar
basándose en el deseo de hacer en vez de dar a partir de un sentimiento de
culpa, de lástima, de vergüenza o de obligación. Es dar sin condiciones. O es
dar basándose en un trato limpio, directo. Ya sea que se trate de dar nuestro
tiempo, esfuerzo, energía, consuelo, cariño, dinero o de darnos nosotros
mismos, es un dar que podemos permitirnos. Dar es parte de la cadena del dar y
recibir. Podemos aprender a dar sanamente; podemos aprender a dar con amor.
Necesitamos mirar bien cómo damos, para asegurarnos de no cruzar la línea de lo
que ya es cuidar excesivamente a los demás. Pero necesitamos aprender a dar de
manera que nos funcione a nosotros y que le funcione a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras