Deidra Sarault
Cuando reflexionamos acerca de nuestras vidas
percibimos muchos recovecos incómodos. Pero están ahí y esa incomodidad
facilita el entendimiento. Descubrimos que la seguridad que anhelábamos ha
estado siempre con nosotras. Todo lo que necesitábamos hacer era entrar en el
recoveco con confianza.
Es posible que el miedo nos abrume cuando
enfrentamos cualquier problema, cualquier tarea nueva, cualquier ambiente
desconocido. En esos momentos nos sentimos solas. Pero tenemos la alternativa,
ahora y siempre, de invitar al espíritu de Dios a que comparta con nosotras el
espacio que ocupamos. Cuando estamos en armonía con el espíritu Divino, ningún
problema y ninguna tarea supera nuestra capacidad para manejarlos.
Nuestras vidas se facilitaran en proporción directa
a nuestra fe en que Dios está aquí, haciéndose cargo de cada una de nuestras
preocupaciones, asignándonos las experiencias que necesitamos para crecer.
Liberémonos de nuestra angustia, de nuestras dudas y nuestros miedos. El
triunfo eterno está a nuestro alcance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras