Todos los días, preguntémosle a Dios lo
que quiere que hagamos hoy y luego pidámosle ayuda. Una simple petición, pero
tan profunda y trascendente que nos puede llevar a cualquier lado al que
necesitemos ir.
Escucha: todo lo que queremos, todo lo
que necesitamos, todas las respuestas, toda la curación, toda la sabiduría,
todo el cumplimiento de deseos se incluyen en esta simple petición. No
necesitamos más que decir Gracias.
Este Plan que se ha hecho para nosotros
no es de privación. Es de plenitud, alegría y abundancia. Métete en él. Y
constátalo tú mismo.
Hoy le pediré a Dios que me muestre lo que quiere que haga
este día, y luego le pediré ayuda para hacerlo. Confiaré en que es suficiente
para llevarme a la luz y la alegría.
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