Cada una de nosotras espera dejar una
impresión positiva y duradera en nuestras amistades e incluso en las personas
con las que nos cruzamos por azar. Que otras personas hablen bien de nosotras
nos da el estímulo que con frecuencia necesitamos para seguir adelante cuando surgen
las dificultades. Lo que solemos olvidar es que somos responsables de cualquier
impresión duradera que dejemos. Nuestra conducta influye en lo que otra persona
recibe de la experiencia mutua.
Es posible que,
durante nuestros días de adicción, hayamos dejado impresiones desfavorables. Y
en ocasiones seguimos haciéndolo. Sin embargo, lo que tratamos de obtener es un
progreso, no la perfección, por lo que cada día iniciamos una vida nueva., con
nuevas oportunidades de dar ánimos, de tratar a los demás con amor y respeto,
de afrontar directamente y con total honestidad todas las situaciones que
exijan nuestra atención y nuestra participación.
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