Desapeguémonos en las relaciones
Cuando al principio
nos vemos expuestos al concepto del desapego, muchos de nosotros lo encontramos
objetable y cuestionable. Podemos pensar que desapegarse significa que a uno no
le importan los demás. Podemos creer que al controlar, al preocuparnos, y al
tratar de forzar las cosas a que sucedan, estamos demostrando cuánto nos importan.
Podemos creer que
el controlar, el preocuparnos y el forzar las cosas, de alguna manera afectarán
el resultado que deseamos. Controlar, preocuparse y forzar no funcionan. Aunque
tuviéramos razón, el controlar no funciona. En algunos casos, puede impedir el resultado
que esperamos.
A medida que
practicamos el desapego con la gente en nuestra vida, empezamos lentamente a
aprender la verdad. Desapegarse, y de preferencia desapegarse con amor, es una
conducta en las relaciones que sí funciona. También aprendemos algo más. El
desapego -el dejar ir nuestra necesidad de controlar a la gente- mejora todas
nuestras relaciones.
Le abre la puerta
al mejor resultado posible. Reduce nuestro nivel de frustración y nos libera a
nosotros mismos y a los demás para vivir en paz y armonía.
Desapegarse quiere
decir que nos importamos nosotros mismos y que nos importan los demás. Nos
libera para tomar las mejores decisiones posibles. Nos capacitan para fijar los
límites que necesitamos establecer con la gente. Nos permite tener nuestros
sentimientos, dejar de reaccionar e iniciar un posible curso de acción. Alienta
a los demás a hacer lo mismo. Le permite a nuestro Poder Superior entrar en
escena y obrar.
Hoy confiaré en el proceso de desapegarme con amor. Entenderé que no solo estoy dejando ir; estoy dejando ir las cosas y dejando actuar a Dios. Estoy amando a los demás, pero también me estoy amando a mí mismo.
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