Algunos hombres son como el brócoli: no demasiado excitantes, pero saludables y buenos para nosotras; y otros son como el chocolate: increíblemente tentadores pero, para las que somos adictivas, definitivamente muy peligrosos.
Si somos adictas a las relaciones afectivas, necesitamos relacionarnos sanamente y evitar a aquellas personas que para nosotras son la droga que nos arroja de cabeza dentro de nuestra enfermedad.
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