Cuidemos de nosotros mismos
No podemos fijar un límite y cuidar los
sentimientos de otra persona a la vez. Es imposible; las dos acciones se
contradicen.
¡Qué virtud tan tremenda tener compasión por los
demás! ¡Qué difícil puede ser esta misma cualidad para establecer límites!
Es bueno preocuparse de otras personas y de sus
sentimientos, pero también es esencial cuidar de nosotros mismos. A veces, para
cuidar bien de nosotros mismos, necesitamos elegir.
Algunos de nosotros vivimos con un mensaje
profundamente imbuido de nuestra familia, o de la iglesia, acerca de nunca
herir los sentimientos de los demás. Podemos reemplazar este mensaje con otro
que diga que no está bien que nos lastimemos a nosotros mismos. A veces, cuando
cuidamos de nosotros mismos, otros reaccionan sintiéndose heridos.
Eso está bien. Nosotros aprenderemos, creceremos y
nos beneficiaremos con la experiencia; y ellos también. El impacto más poderoso
y positivo que podemos tener sobre los demás se logra asumiendo la
responsabilidad que tenemos para con nosotros mismos y permitiendo a los otros
que sean responsables de sí mismos.
Tener interés en los demás funciona. Cuidarlos, no.
Podemos aprender a caminar entre estos dos extremos.
Hoy fijaré los límites que necesite establecer. Dejaré ir mi necesidad de cuidar los sentimientos de los demás y, en cambio, cuidaré de los míos. Me daré permiso de cuidarme a mí mismo, sabiendo que es lo mejor que puedo hacer por mí mismo y por los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras