Es
posible que experimentemos una fuerte presión para que expliquemos a familiares
y amigos cómo es posible que alguien que no es particularmente admirable, ni
siquiera amable, puede sin embargo despertar en nosotras semejante emoción y
expectativa, y un intenso deseo, jamás igualado a lo que podamos sentir por
alguien más bondadoso o más presentable. Es difícil explicar que estamos
fascinadas por la fantasía de sacar a la luz todas las cualidades positivas -
amor, interés, devoción, integridad y nobleza -, que tenemos la seguridad de
que yacen ocultas en el interior de nuestro amante, esperando para florecer al
calor de nuestro amor.
¿Cómo
explicar que lo que hallamos tan atractivo no es la persona que es, sino aquella en
que, estamos convencidas, va a convertirse? ¿cómo admitir ante nosotras mismas,
o ante los demás, que estamos enamoradas de alguien que aún no existe, y que
estamos fascinadas con nuestro poder para hacerla aparecer?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras