Paz
La ansiedad es con frecuencia nuestra primera
reacción al conflicto, los problemas, o incluso a nuestros propios miedos. En
esos momentos, desapegarnos y sentirnos en paz podría parecer una conducta
desleal o apática. Pensamos: si realmente me importa, me preocuparé; si esto es
realmente importante para mí, debo permanecer alterado. Nos convencemos a
nosotros mismos de que posiblemente los sucesos se vean afectados por la
cantidad de tiempo que pasamos preocupándonos.
Nuestro mejor recurso para resolver problemas es la
paz.
Las soluciones surgen fácil y naturalmente cuando
estamos en paz. A menudo, el miedo y la ansiedad bloquean las soluciones. La
ansiedad le da poder al problema, no a la solución. Albergar un estado de agitación
no ayuda. No ayuda.
La paz está a nuestra disposición si así lo
elegimos. A pesar del caos y de los problemas no resueltos que nos rodeen, todo
está bien, las cosas se solucionarán. Podemos rodearnos de los recursos del
universo: del agua, la tierra, un ocaso, una caminata, una plegaria, un amigo.
Podemos relajarnos y permitirnos sentir paz.
Hoy dejaré ir mi necesidad de permanecer en un estado de agitación. Cultivaré la paz y la confianza en que las soluciones y los favores surgirán natural y armoniosamente de un remanso de paz. Conscientemente dejaré ir la angustia y dejaré actuar a Dios.
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