Para volar, tuviste que liberarte de la porquería que te hundía.
Toni Morrison
Nuestra vieja porquería ¡es tan preciosa para nosotras!
Con
ternura enarbolamos nuestros viejos resentimientos y periódicamente
arrojamos pedazos de carne fresca para mantenerlos vivos. Alimentamos
nuestra cólera. No hacemos nada para aclararla o dejarla ir, sino que
simplemente nos agarramos a ella y la alimentamos.
Y después nos preguntamos por qué nos sentimos tan atrapadas y frenadas en nuestras vidas.
Cuando
nos agarramos a nuestra vieja porquería, nos hunde. Es como si nuestros
pies estuvieran adheridos a alquitrán recién extendido.
Llega
un momento en el que podemos ver que realmente no importa lo que
alguien nos haya hecho, y que agarrarnos a ello nos daña a nosotras y no
a esa persona, y que, si queremos curarnos, haríamos mejor en coger
nuestra vieja porquería y abonar con ella las flores.
La única manera de crecer es olvidando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras