Regalos, no lastres
Los niños son un regalo. Nuestros hijos, si tenemos
hijos, son un regalo para nosotros. Nosotros, cuando niños, fuimos un regalo
para nuestros padres.
Tristemente, muchos de nosotros no recibimos el
mensaje de nuestros padres de que éramos un regalo para ellos y para el
universo. Quizá nuestros padres estaban sufriendo; tal vez nuestros padres
querían que nosotros fuéramos sus nanas; quizá llegamos en una época difícil en
sus vidas; tal vez ellos tenían sus propios asuntos por resolver y simplemente
no fueron capaces de disfrutarnos, de aceptarnos y de apreciarnos como regalos
que éramos.
Muchos de nosotros tenemos una creencia profunda, a
veces subconsciente, de que éramos, y somos, una carga para el mundo y para la
gente que nos rodea. Esta creencia puede bloquear nuestra capacidad para
disfrutar la vida y nuestras relaciones con los demás. Esta creencia puede
llegar incluso a deteriorar nuestra relación con un Poder Superior: podemos
creer que somos una carga para Dios.
Si tenemos esa creencia, ya es tiempo de
abandonarla.
No somos un lastre. Nunca lo fuimos. Si recibimos
ese mensaje de nuestros padres, ya es tiempo de reconocer que ése es un asunto
que ellos deben resolver.
Tenemos derecho a tratarnos a nosotros mismos como
a un regalo, para nosotros mismos, para los demás y para el universo.
Hoy me trataré a mí mismo, y a los hijos que tenga, como si fuéramos un
regalo. Dejaré ir todos las creencias que tengo de que soy un lastre, para mi
Poder Superior, para mis amigos, para mi familia y para mí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras