Necesitamos hacer una distinción entre la
impotencia y la posesión de nuestro poder.
El primer paso en la recuperación es aceptar
nuestra impotencia. Hay algunas cosas que no podemos hacer, no importa cuán
duro o prolongadamente tratemos. Estas cosas incluyen hacer cambiar a otras
personas, solucionarles sus problemas y controlar su conducta. A veces nos
sentimos impotentes ante nosotros mismos, acerca de lo que sentimos o creemos, o
a causa de los efectos que nos produce una persona o situación en particular.
Es importante someternos a la impotencia, pero lo
es igualmente adueñarnos de nuestro poder. No estamos atrapados ni
desamparados. A veces podremos sentir que lo estamos, pero no es así. Todos
tenemos el poder y el derecho que Dios nos ha dado de cuidar de nosotros mismos
bajo cualquier circunstancia y con cualquier persona. El justo medio del
cuidado de sí mismo está entre los dos extremos que son controlar a los demás y
permitirles a ellos que nos controlen.
Podemos caminar por ese justo medio de manera suave
y asertiva, con la confianza de que es nuestro derecho y responsabilidad. Que
me venga el poder para caminar por ese sendero.
Hoy recordaré que tengo que cuidar de mí mismo. Tengo alternativas y puedo ejercitar las opciones que elija sin sentimientos de culpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras