Tiempo
de soledad
Irme
a la cama sola, cuando la habitación está todavía absolutamente en calma y
oscura, se ha convertido en otra perversión secreta.
Norma
Jean Harris (Sheila Ballantyne)
Una
cosa tan simple como ésta: “Irse a la cama sola, cuando la habitación está todavía
absolutamente en calma...”. Con frecuencia hemos sentido que si tomábamos
tiempo para nosotras mismas, se lo estábamos quitando a nuestros hijos, a
nuestros maridos, o a nuestro trabajo y que, por lo tanto, tenía que ser una
perversión.
Hay
tan pocos momentos en el día que sean tan preciosos para nosotras. Esos pocos
momentos después de haber despedido a todo el mundo ese día en los que podemos
respirar... esos momentos solas en el coche, en el autobús, o en el metro,
cuando nadie alrededor nos conoce ni puede molestarnos... esos momentos
anhelados en el cuarto de baño cuando no hay nadie allí... incluso esos
momentos robados en que estamos solas fregando los platos, son preciosos para
nosotras.
Está bien. Los momentos para estar solas y la necesidad que tenemos de
ellos no son una perversión, son una fuerza que da vida.
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