Estar
sola y sentirme vulnerable. Estas dos partes mías se unen en mi ser para
sembrar las semillas de mi anhelo por el amor incondicional.
Mary Casey.
Qué
fácil nos resulta dudar de nosotras mismas, temer que seamos incapaces o
indignas de ser amadas. Qué común es para nosotras buscar amor y afirmación en
los rostros de nuestros amigos o de nuestra pareja.
El
alejamiento de nosotras mismas, de los demás y del Espíritu omnipresente de
Dios nos provoca descontento. Cuando las almas se tocan nace el amor a nosotras
mismas y a los demás. Nuestra soledad surge cuando creamos barreras que nos
separan de nuestros amigos, de nuestra familia. Sólo nosotras podemos saltar o
rodear esas barreras para dar y ofrecer amor.
La
recuperación nos ofrece las herramientas para amar, pero debemos atrevernos a
tomarlas. Escuchar a los demás y compartirnos a nosotras mismas es el primer
paso del proceso de amar. Al arriesgarnos a ofrecer amor antes de recibirlo nos
liberamos de la continua búsqueda de amor en los rostros de los demás.
Hoy me esperaré a ser amada. Amaré a alguien totalmente. No dudaré de que también yo soy amada. Estoy segura de que voy a recibir amor incondicional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras