Desapego
El concepto del “dejar ir” puede ser confuso para muchos de nosotros.
¿Cuándo estamos haciendo demasiado o esforzándonos demasiado por controlar a la
gente y los sucesos? ¿Cuándo estamos haciendo demasiado poco? ¿Cuándo estamos
haciendo lo apropiado para cuidar de nosotros mismos? ¿Cuál es nuestra
responsabilidad y cuál no es?.
Estas cuestiones nos pueden desafiar, ya sea que hayamos estado en
recuperación durante diez días o diez años. A veces dejamos ir tanto, que
descuidamos la responsabilidad para con nosotros mismos y con los demás. Otras,
quizá crucemos la línea que existe entre cuidar de nosotros mismos y controlar
a los demás y a los sucesos.
No hay un libro de reglas respecto a esto. Pero no tenemos por qué
volvernos locos, no tenemos por qué tener tanto miedo. No tenemos que
recuperarnos perfectamente. Si parece que necesitamos emprender determinada
acción, podemos hacerlo. Si ninguna acción parece oportuna o inspirada, no la
llevamos a cabo.
Tener y fijar límites sanos –fronteras sanas- no es un proceso ordenado.
Podemos darnos permiso a nosotros mismos de experimentar, de cometer errores,
de aprender, de crecer.
Podemos hablar con la gente, hacer preguntas y cuestionarnos a nosotros
mismos. Si hay algo que necesitamos hacer o aprender, esto se volverá aparente.
Las lecciones no se van. Si no estamos cuidando de nosotros mismos lo suficiente, lo veremos. Si estamos siendo
demasiado controladores, también llegaremos a entenderlo. Las cosas se
solucionarán. El camino se despejará.
Hoy emprenderé las acciones que me parezcan apropiadas. El resto lo dejaré ir. Lucharé por conseguir el equilibrio entre la responsabilidad conmigo mismo, la responsabilidad para con los demás y el dejar ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras