El
Perdón
Es
muy fácil perdonar los errores ajenos. Requiere más seso y agallas perdonar a
los demás por haber sido testigos de los nuestros.
Jessamyn
West
¡Cuánto
odiamos ser vistas en nuestro yo más desnudo!
Nos
sentimos nobles cuando perdonamos los errores horribles de los demás, pero nos
paralizamos de culpabilidad y vergüenza cuando nos damos cuenta de que hemos
sido descubiertas en nuestros peores momentos. Es tan tentador intentar
encontrar algún error en los demás para distraer la atención de lo que hayamos
hecho mal. Se nos ha dicho que la mejor defensa es una ofensa. ¡Qué difícil es
reconocer nuestros propios errores! Y, sin embargo, ¡qué liberador!
Tenemos
la posibilidad no sólo de olvidar a las personas que han sido testigos de
nuestros errores, sino también de abrazarlas como un regalo que nos mantiene
honestas.
A veces, mis cualidades están tan bien embaladas que tengo dificultad en reconocerlas como tales. A medida que me desembalo a mí misma, puedo desenvolver cada don.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras