Creo que la verdadera identidad se encuentra…en la actividad creativa
que surge desde dentro. Paradójicamente, una la encuentra cuando se pierde a sí
misma. La mujer puede reencontrarse mejor cuando se pierde en algún tipo de
actividad creativa que le sea propia.
Anne Morrow
Lindberg
Por actividad
creativa entendemos la observación de los pájaros, el tenis, la costura, la
cocina, la pintura, la escritura, etc. La actividad creativa nos hace
sumergirnos plenamente en el aquí y el ahora, al tiempo que nos libera. Nos
volvemos una con la actividad y ésta nos enriquece. Crecemos a medida que crece
dicha actividad. En el proceso mismo de no pensar en quiénes somos, aprendemos realmente quiénes
somos.
La espiritualidad y la creatividad están emparentadas. Profundamente
arraigado en nosotras existe un regocijo que es el cordón umbilical que nos une
con Dios. La actividad creativa libera ese regocijo, y la energía nos llena y
se desborda hacia los demás. Cuando perdemos nuestro tímido “yo” a través de la
creación de una imagen, de una frase, de una comida especial, nos encontramos a
nosotras mismas y recuperamos nuestro poder.
La creatividad es un don. Es otra dimensión de
la presencia espiritual que nos guía.
Hoy me abstendré de obstruir su camino.
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