Control
Las personas que quieren dirigirse a sí mismas
siempre quieren (aunque sea amablemente) dirigir a los demás. Siempre creen que
ellas saben más, y son tan obstinadas y resueltas que no están muy abiertas a
ideas nuevas y mejores.
Brenda Ueland
Las
personas que somos adictas al trabajo somos difíciles de conllevar. Es difícil
trabajar con nosotras y para nosotras. Nuestro núcleo de funcionamiento es el
control.
Con
frecuencia no distinguimos entre que el trabajo se haga y que el trabajo se
haga bien. Creemos que si podemos controlarlo todo, estamos haciendo
nuestro trabajo y lo estamos haciendo bien. Nuestro espejismo de control nos
mata. Al final nos encontramos cansadas y quemadas.
Desgraciadamente,
el control tiene su precio. Al intentar realizar este espejismo de control,
somos destructivas con nosotras mismas y con los demás. Además, al intentar
mantener este control ilusorio, descubrimos que nuestro campo de visión se
vuelve cada vez más reducido (¡lo mismo que se contraen nuestros vasos
sanguíneos!) y ya no estamos abiertas a ideas nuevas y mejores. De hecho, no
estamos abiertas en absoluto a ninguna idea.
Cuando con mi conducta es controladora hago a los demás lo que me hago a
mí misma, todos perdemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida a tu casa, comenta lo que quieras