Sabemos defendernos solos
Aprendemos que algunas conductas tienen
consecuencias que van en nuestro propio perjuicio, mientras que otras tienen el
efecto contrario. Aprendemos que tenemos alternativas.
Más allá de la codependencia.
Es tan fácil defender a los demás. Qué claro nos
resulta cuando los demás están siendo usados, controlados, manipulados o se
está abusando de ellos. Es tan fácil pelear por ellos, indignarnos justamente,
correr en su ayuda y animarlos para lograr la victoria.
“Tienes derechos”, les decimos. “Y esos derechos
están siendo violados. Defiéndete a ti mismo, sin sentimientos de culpa”.
¿Por qué es tan difícil, entonces, defenderemos a
nosotros mismos?
¿Por qué no podemos ver cuando se nos está usando,
victimando, mintiendo, manipulando o violando de alguna manera? ¿Por qué nos
resulta tan difícil defendernos solos?
Hay ocasiones en la vida en que transitamos por un
sendero amable y amoroso. Sin embargo, en otras necesitamos defendernos solos,
cuando el sendero amable y amoroso nos pone en manos, de aquellos que pueden
maltratarnos.
Algunos días, la lección que estamos aprendiendo y
practicando es la de fijar límites. Otros, la lección que estamos aprendiendo
es luchar por nosotros mismos y por nuestros derechos. A veces, la lección no
acabará hasta que lo hagamos.
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