Deja ir el sentimiento de culpa
“Hay un buen truco que usan las personas que tienen
una relación disfuncional”, dijo una mujer en recuperación. “El otro hace algo
mal o algo equivocado y luego se queda allí parado hasta que te sientes
culpable y terminas ofreciendo disculpas.”
Muchas veces, las cosas por las que nos sentimos
culpables no son asunto nuestro. Cuando alguna persona se comporta en forma
incorrecta, de alguna manera está violando nuestros límites. Si nos oponemos a
esa conducta, la persona se enoja y se pone a la defensiva. Entonces, nosotros
nos sentimos culpables.
El sentimiento de culpa puede impedir que fijemos
los límites que nos conviene establecer y que les convienen también a los
demás. El sentimiento de culpa puede impedir que cuidemos sanamente de nosotros
mismos.
No debemos permitir que los demás estén seguros de
que siempre nos sentiremos culpables. No tenemos que permitirnos que la culpa
nos controle, sea merecida o no.
Podemos romper la barrera de la culpa que nos
impide cuidar de nosotros mismos. Empuja. Empuja más fuerte. No tenemos la
culpa, ni estamos locos ni equivocados. Tenemos derecho a fijar límites y a
insistir en que se nos trate en forma adecuada. Podemos separar nuestros
problemas de los demás y dejar que cada persona experimente las consecuencias
de su propia conducta, incluyendo el sentimiento de culpa. Podemos confiar en
nosotros mismos para saber cuándo están siendo violados nuestros límites.
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